Duermo en un acorde magico y despierto al oirlo tocar

>Mago de Oz<

lunes, 16 de agosto de 2010

Novela de terror ·Diarium et Diabolus·



Si, todas las tardes eran del mismo tono pastel acaramelado. El bullicio de la gente de aquel paseo se asentaba más en el pequeño parque lleno de imprudentes niños pequeños que jugaban en los columpios meciéndose hasta el cielo y se deslizaban de los toboganes risueños, llenos de alegría mientras sus madres les vigilaban no muy lejanas a ellos. Los bancos del paseo eran un lugar idóneo para relajarse, comentar vieja anécdotas con viejos amigos, comer algodón de azúcar del puesto cercano que también vendía piruletas y palomitas; sentarse a mirar a las personas pasar, observando como cada quien tenia sus pequeños mundos apartes de la sociedad.

Yo, como muchas de esas tardes dulces de otoño, paseaba entre la gente buscando algo nuevo que pintar, algo con lo que ganarme la vida y poder llevarme algo de pan a la boca, que con la crisis todo estaba mucho más duro... Lo que no sabía era lo que esa tarde me tenía preparado para mí. Observe entre todas aquellas personas que había en uno de los muchos bancos un libro bastante gordo y grande, que podría tratarse de algún ejemplar de enciclopedia o algún libro de historia. Pensé que alguien lo dejó olvidado, así que me acerque al banco, descansé mi cuerpo en él sentándome lentamente y dejé mi mochila bandolera llena de dibujos y bocetos a carboncillo en un lado del banco. Al coger el libro y verificar que aquello no era una enciclopedia ni nada por el estilo, encontré en la pasta grabadas unas inscripciones en lo que parecía latín, en ellas decía: "Diarium et Diabolus", El Diario del Diablo. Entonces por simple curiosidad, ojee el libro de una sola pasada y descubrí que menos de la mitad, incluso menos de un cuarto de la mitad del libro esta escrito, el resto, era todo blanco.

Decidí contemplarlo detenidamente, la portada de un color ámbar caoba estaba deteriorado, pero al pasar la mano por encima el tacto era el de un libro recién acabado de hacer y muy extrañamente cálido. La primera página era de color negro, al igual que la contraportada pero desprendían una sensación de tranquilidad y despreocupación. La siguiente tenía el titulo del libro escrito en lo que parecía una sangre cuajada, pero solo serían unos pigmentos. En la próxima que estaba manchada de algo inexplicable, decía lo siguiente:

I

1 •Podemos escribir lo que queramos.
2 •Nunca ocupar más de una carilla.
3 •Podemos leer lo que ya esta escrito.
4 •Nunca rescribir o modificar.
5 •Podemos pedir cosas, que no se harán realidad.
6 •Nunca arranc......

Algo interrumpió mi lectura quedándome en la 6ª norma de lo que parecían 10. Efectivamente, un señor de unos 50 y tantos años estaba a mi lado de pie, contemplando lo que hacia y cuando me percaté de ello el señor resaltado dijo que no debía preocuparme por él y me pregunto que si yo también escribía el diario del demonio, a lo que respondí que no y él pensativo menciono que entonces yo sería una nueva alma y que si no me importaba, él quería escribir su carilla diaria pero yo le impedía hacerlo. Así que sin problemas le cedí el libro. Él encantado, lo tomo y se sentó a mi lado, sacó del bolsillo de su camisa una pequeña pluma negra cuya tinta era azul, abrió el libro y empezó a escribir.

-¿No le importa que este a su lado mientras escribe su diario, señor? Le pregunte para calmar un poco el silencio mientras observaba a la gente pasar.

-En absoluto, ya sabes, una de las normas permite leer lo que escribimos así que tarde o temprano alguien acabará leyéndolo, ¿pequé no ser tú el primero mientras lo redacto? Dijo el señor en una leve sonrisa.

-Me preguntaba qué clase de libro sería y me acerqué por curiosidad pero resulta que es solo un diario compartido con alguien, ¿me equivoco, esta usted escribiendo ese libro con algún desconocido? Pregunté lo más discretamente posible, ya que algo misterioso atraía mi atención sobre ese libro.

-Bueno... Para serte sincero, no es del todo cierto eso que dices, aunque en cierto modo si, estoy escribiendo un diario compartido con desconocidos, no solo es uno ni dos, son todos aquellos que por un módico precio acceden a escribir en él. Dijo sin dejar de mover la pluma entre sus líneas de palabras que poco a poco construían un párrafo.

-Ya entiendo... Me detuve pensando; -Tiene que ser interesante escribir algo y que alguien después pueda ponerlo en común a sus ideales pero, ¿un módico precio? ¿Acaso hay que pagar dinero para poder escribir? Jajaja... El mudo se ha vuelto loco...

-Nooo! Veras, no es dinero lo que se paga... mmm ¿No estabas leyendo las normas? Hay dice qué debes dar para poder escribir.

-Las estaba leyendo pero me interrumpiste por la 6ª norma...

-Oh! Disculpadme, estabas llegando a la norma más importante y te interrumpí solo para escribir yo, realmente ya estoy terminando... mmm... ya, ¿ves?, Bueno te dejo el diario para que puedas leer las normas y decidirte a escribir, ya que imagino que eso harás, si no nunca hubieses visto el libro...

-Uhmm... Pensé extrañado acerca de lo que el hombre dijo en una imborrable sonrisa, pero el prosiguió hablando sin dejarme mucho tiempo para pensar lo extraño de la situación.

-Por cierto, en el libro no lo menciona pero si te paras a leer lo que la gente a escrito descubrirás errores que la gente a cometido al desobedecer una de ellas o por el simple hecho de encontrarse con La Muerte. -Se rió y se marchó a paso ligero sin decir nada más.

Lo que dijo el señor me dio mucha curiosidad, y quería leer el libro entero para deshacer la intriga que me crecía, pero antes de terminar de leer las normas, me dispuse a leer lo que ese señor tan amable y risueño acababa de escribir:

"Buenas tardes mi querida Death, espero que la recolección de pequeños pecadores haya estado bien hoy... No te preocupes por Lucifer, si se enfada cuando dejas escapar las almas cautivas es porque se preocupa por ti... Hoy, te traigo noticias recientes. Los señores de la casa "X" parece ser que buscaban un nuevo cocinero, me pareció una buena oportunidad para acercarme a ellos y acepte el puesto, esta misma mañana les preparé lo que yo llamo un desayuno vivante, no por que les despierte, ya sabes, sino por la satisfacción que me produce descuartizar sus miembros poco a poco mientras les veo sufrir. Fue muy divertido ver a la señora "X" suplicar por sus gatos persas mientras les golpeaba contra el mueble y luego les degollaba con solo una mano. Aunque sin duda lo que más me distrajo fue hacer una linda y hermosa obra de arte con sus cuerpos mientras que aún seguían vivos. Lástima que no pude sacarle fotos pero espero que seas tu la que se encargue de recolectar sus almas y te enamores de mis obras y no puedas parar de pensar en mi, al igual en que yo pienso en ti. Antes de acabar mi carilla, quiero decirte, a ti y a todos los lectores, que estoy sentado al lado del que será pronto uno de los nuestros, un portador de luz, como dice mi hermosa amiga Lena. Siempre tuyo y nunca sin ti, a mi amada Death, Estuard le Vici."

No pude escapar de mi asombro, ¿realmente era ese hombre un asesino? pero no podría ser cierto, parecía tan amable... Seguro se habría inventado una historia para el diario ¿¡Que estúpido y depravado asesino confesaría sus crímenes en un libro tirado en la calle?! Además, aquellas cosas extrañas sin fundamento referentes a su amada "Death" no eran nada coherentes, ¿que quería decir con recolectar almas? Menciono el nombre del diablo, Lucifer, pero no entiendo absolutamente nada de nada... Pensé que eso me pasaba por leer la última pagina del diario, como leer el final de un buen libro de narración y no enterarte de nada pues no sabes que les pasó a los protagonistas al comienzo del libro, o como entrar en el cine con la película empezada y no poder entender el argumento, entonces decidí terminar de leer las normas. Abrí la página en las que estas se hallaban y comencé a leer:

I

1 •Podemos escribir lo que queramos.
2 •Nunca ocupar más de una carilla.
3 •Podemos leer lo que ya esta escrito.
4 •Nunca rescribir o modificar.
5 •Podemos pedir cosas, que no se harán realidad.
6 •Nunca arrancar páginas del libro.
7 •Podemos escribir cosas fuera de ley y moral.
8 •Nunca dejar el libro fuera del banco.
9 •Podemos escribir el diario y daremos el alma al diablo.
10 •Nunca saldremos vivos después de escribir el libro.

Estas normas eran un poco retantes a la muerte y a la moral cristiana, ¿Qué pasaba, si escribo el diario quedo condenado a que mi alma se la lleve el mismo demonio? ¿Y qué recibo yo cambio, nada? Realmente no creía nada de la pequeña amenaza que me presentaba la 10ª norma, pero aun así no bajaría la guardia y por el momento, no escribiría nada en el, simplemente no tenia necesidad de escribir, aunque algo muy tentador me impulsaba ciegamente a escribir amenos mi nombre en él y darme a conocer a las personas que escribían el diario, retarlas y jugar con ellas como si me tratase de algún desquiciado sacado de un libro de terror. Pero hice caso omiso a estas tentaciones y no podía evitar seguir intrigado con el contenido del libro, ¿Puede que encontrara respuestas a la vida, o tal vez a la muerte, o quien sabe, a las nuevas preguntas que ahora me surgían sin más?

Quería empezar a leer, pero el atardecer se ocultaba a la noche y en el paseo empezaba a invadirme la oscuridad, pues las farolas estaban rotas y la gente ya se marchaba, excepto algunas parejas que se resguardaban en bancos a las sombras de la noche. así que tome mi maleta con mis pinturas y volví a casa, tan vacío de inspiración como lo estaba al salir de ella, pero con algo que me atraía nuevamente a ese banco conforme me iba alejando de el. Otro día más, sin pintar nada, pero un día nuevo de lo que veía venir una nueva vida.

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